viernes, 28 de enero de 2011

La petite pois.





















La niña guisante, la petite pois como la llamaba su madre cariñosamente comenzó a caminar, se sumergió en el bosque y una vez allí se dio cuenta de que se encontraba perdida. De repente tuvo una sacudida de temor, una sensación caracterizada por un intenso sentimiento desagradable. Su cuerpo la advertía de los posibles peligros que podrían acecharla en aquel lugar tan grande.
Sin saber qué hacer optó por dormirse. No era precisamente esa la típica reacción ante el miedo o el peligro pero siempre relacionó el sueño con algo que la protegía al igual que la noche. Por eso, esperó a que el último rayo de sol se ocultara y entonces cerró los ojos.
Al despertar, la niña se dio cuenta de que algo había cambiado. Al despertar, la petite pois se dio cuenta de que había madurado. (T. Aguilar).