lunes, 5 de marzo de 2012

Alegría de vivir.



Es junto al mar y muy cerca de ti cuando acompañado de un nuevo estado de consciencia me voy deshaciendo de mí e intento aprender a conjugar los verbos en presente. Mi eco ahora es tu voz. Resuenas en mi soledad con carcajadas que hacen fluir con abundante caudal mis sentimientos.

Descubro la otra cara de la vida y comprendo que lo que importa realmente es estar cerca de las personas que nos hagan el camino bonito y agradable. El viaje así a cualquier parte está garantizado.

Con serenidad y cautela reinventamos cada día nuestros sueños y próximos a la naturaleza encendemos una llama que mantiene viva nuestra ilusión por afianzarnos en una alegría que renace como el color de las alas de mariposa.

Nos basta con respirar el aire para sonreír y hacer perfecto un día que nos mantiene unidos como un rayo de sol o un destello de luna. Me estremezco teniéndote entre mis brazos y con el tacto de tu piel duermo tranquilo y sonriente, esperando entre mis sueños el resplandor de la mañana para aclarar mis pensamientos.

Me desnudo ante ti y bajo la lluvia encuentro el sosiego de tu mirada. Pueblo mi alma con seres diminutos y animados; encontrando una fortaleza que me aleja del abatimiento. Sembrando ilusiones que saltan vallas que dejaron de ser de espinas. Allanando por fin horizontes que dibujan nuestro rostro.

Cerca de un mundo más real y cómplices en el universo vamos despejando sin temeridad aquella distancia con el ayer y con el mañana. Ahora son las gotas del mar mi única esperanza....


Lorenzo Rodrigo Ortiz.

Ayamonte, 4 de marzo; 2012.