Una mujer modela barro humildemente y saca de lo informe la belleza
desigual de un fragmento, la apariencia de un ser que no será; la vida
que permite el barro. Nos acompañará durante el recital hasta que se
rompan todos los hilos que sostienen la música de todas las maderas que
hacen de escenario; de todos los truenos del día.
Una mujer, que se sabe ocre y tierra y grieta, se hace poema en
silencio, mientras una voz de voces recorre el laberinto de Ariadna, o
se imagina un azul en Indochina
con veinte barcos de barro que zarpan por un mar que alguien inventa. Y
como no tiene horno en el que secar las piezas, todas se plegarán en
esta muerte húmeda, ajena a la piedad de la belleza, para volver al
barro humilde que una vez fueron (Texto escrito por Lola Crespo).