Hable tanto de eso que todavía recuerda, que no
quepa otra cosa, porque, a estas alturas, nada hay más
importante que la patria chica, que los amores largos y
las flores amarillas. No se prohíba el pasado, no
detenga el llanto. Hable usted de su padre, de su
madre y de su pueblo, de aquello que ha estado
siempre.
Recordar es, a veces, la única forma de vivir.
(Daniel Blanco Parra)