Yo llevo dentro un animal que habitualmente es una apacible
gacela pero ante las injusticias, el desprecio y otros adjetivos calificativos
propios del ser humano, mi animal se despierta. Entonces me convierto en un
león. Mis extremidades se vuelven potentes y mis rasgos pasan a poseer una
fuerte mandíbula con unos dientes caninos dispuestos a defender a su manada.
Este animal me
habita, es mi parte salvaje, la que aún vive lejos, al otro lado del río. En
zonas donde todavía se puede respirar de color verde hierba (T.Aguilar).