El más mínimo temblor de un dedo sobre el barro que gira ahora entre mis manos cambiaría completamente el destino de lo que crea. Quienes me miran sentada al torno podrían pensar que las formas ya estaban esperando entre mis dedos para surgir liberadas hacia la luz. Hacia vuestra mirada. Finalmente también hacia vuestras manos. En nuestra casa o en el mercado, cuando tocamos una pieza de cerámica tocamos las manos de quien la hizo. Tocamos una parte de sus sueños.