jueves, 23 de julio de 2009

Salvándose.






















Aquella noche hacían cola los sueños, queriendo ser soñados, pero Helena no podía soñarlos a todos, no había manera. Uno de lo sueños, desconoconocido, se recomendaba:

- Suéñeme, que le conviene. Suéñeme, que le va a gustar. Hacían cola unos cuantos sueños nuevos, jámas soñados, pero Helena reconocía al sueño bobo, que siempre volvía, ese pesado, y a otros sueños cómicos o sombríos que eran viejos conocidos de sus noches de mucho volar. (Galeano).