lunes, 18 de abril de 2011

BORRADOR.




















Un niño chiquitito chiquitito un buen día decidió emprender su viaje por el mundo. Como equipaje sólo portaba una goma. Al principio se entretuvo en eliminar trazos erróneos dibujados a lápiz o tinta sobre papel. Pero muy pronto descubrió que también podía borrar las cosas que no le gustaban porque su goma por si no os habíais dado cuenta era mágica.

Borró el negro y en su lugar aparecieron millones de colores.
Borró la tristeza y en su lugar surgió la alegría.
Borró las trabas, las imposiciones, lo que se sobreentiende, lo que le habían inculcado de pequeño y en su lugar apareció la libertad. Dejó de sentirse esclavo y se hizo responsable de sus actos.
Borró los gritos, los insultos, las palabras dichas con mala fe, la violencia y en su lugar apareció la música.
Borró los prejuicios y como consecuencia la gente comenzó a mirarse por dentro y aprendió a no juzgar a los demás.
Borró las autolimitaciones y se sintió más libre y regaló libertad.
Borró la palabra diferente que tanto daño le había provocado.

Y así continuó, borrando montones de cosas que siempre le habían parecido una pesada carga.

Para finalizar se borró a sí mismo y se dibujó de nuevo.

Entonces el niño chiquito descubrió que podía transformar y desaprender lo aprendido.

Y para ello tan sólo se había servido de algo tan sencillo como una goma.(T.Aguilar).