Al otro lado.
Aquí, al otro lado las mañanas son rojas.
Me despierta un pequeño roedor alado que vive en la persiana de mi cuarto
y el rumor de las olas al romper en la orilla.
También de cuando en cuando escucho hablar al viento.
Salgo a caminar y encuentro tesoros diminutos ... algunas conchas y restos
de desechos humanos que el mar convirtio en arte.
Aquí, al otro lado parece que la vida se haya parado.
La palabra prisa desaparecio por completo y en su lugar
queda tiempo para la contemplación de los pequeños detalles.
Cangrejos voladores llegan hasta mi casa portando mensajes
cifrados entre sus patas.
A lo lejos las gaviotas me observan.
Por fín esa palabra ... ... tranquilidad. (T.Aguilar).