domingo, 30 de octubre de 2011

Al otro lado.



Aquí, al otro lado las mañanas son rojas.

Me despierta un pequeño roedor alado que vive en la persiana de mi cuarto
y el rumor de las olas al romper en la orilla.

También de cuando en cuando escucho hablar al viento.

Salgo a caminar y encuentro tesoros diminutos ... algunas conchas y restos
de desechos humanos que el mar convirtio en arte.

Aquí, al otro lado parece que la vida se haya parado.

La palabra prisa desaparecio por completo y en su lugar
queda tiempo para la contemplación de los pequeños detalles.

Cangrejos voladores llegan hasta mi casa portando mensajes
cifrados entre sus patas.

A lo lejos las gaviotas me observan.

Por fín esa palabra ... ... tranquilidad. (T.Aguilar).