miércoles, 5 de septiembre de 2012

Otra historia de verano. 



Un pequeño insecto voló hacia mí. Venía sediento y cuando se hubo bebido toda el agua de mis piernas me susurró al oído ... ...

El músico rana me animó a que viniera. Para llegar he cruzado océanos, inmensos campos, he sobrevolado ciudades y pueblos, contemplado amaneceres y puestas de sol en toda la gama de los rojos, azules y naranjas. 

He descansado sobre las ramas de los árboles, dormido con el canto de los grillos y despertado con el de las cigarras. Me acostumbré a los sonidos. 

Ahora me doy cuenta que no fué tan importante el llegar como todo el trayecto. 

- ¿Por qué? - pregunté yo. 
- Porque aprendí. (T. Aguilar).