sábado, 6 de febrero de 2010

Siempre me gustó trabajar en silencio (otro elemento de nuestro mundo en vías de extinción).


Encontrar puntos del planeta en los cuales no haya ningún tipo de ruido más que los sonidos de la naturaleza es cada vez más difícil.

Así lo señala Gordon Hempton, un audio-ecólogo que ha viajado por Estados Unidos y Europa en busca de espacios en los que haya "completa ausencia de vibraciones mecánicas audibles" que reine por varios kilómetros a la redonda, y ha confirmado que hay sólo menos de doce áreas en Estados Unidos y ninguna en Europa. Después de haber recorrido varias veces el globo en busca de silencio y de haber realizado grabaciones de delicados sonidos de la naturaleza para diferentes películas y museos, Hempton asegura que el silencio está en vías de extinción.

Un ejemplo: en 1983, el científico había encontrado 21 lugares en el estado de Washington, en Estados Unidos, que eran libres de sonido por intervalos de 15 minutos o más. Para 2007, esa cifra había bajado a 3, y los intervalos de silencio en áreas naturales han bajado de 15 a 5 minutos o menos.

Las principales causas: personas y vehículos, principalmente aviones y helicópteros.

Pero, ¿por qué debería importarnos esto? En una entrevista, Hempton asegura que estar en presencia de silencio es tan esencial para nosotros como lo era para nuestros ancestros. "Además de pasar tiempo fuera de los impactos sonoros perjudiciales de nuestros espacios de trabajo, barrios y casas, (el silencio) nos da la oportunidad no sólo de sanar, sino de descubrir algo increíble: la presencia del entretejido de la vida. ¿Sabés lo que es escuchar a 32 kilómetros en cada dirección? Cuando estoy en presencia de un espacio naturalmente silencioso y escucho a la naturaleza en su estado más natural, no es más sonido, es música. Y como toda la música, buena o mala, nos afecta profundamente", señala.

Por estas razones, Hempton está actuando para preservar zonas silenciosas de Estados Unidos, por ejemplo pidiendo que las rutas aéreas eviten algunos parques nacionales a menos que sea un vuelo de emergencia. Si los parques nacionales tienen que permanecer 'sin alterarse', el silencio de los mismos forma parte de las características a preservar.

Hasta el momento sólo algunas aerolíneas han aceptado no volar por encima de los parques, pero no en todos sus vuelos, por lo cual la lucha recién comienza. Parte de su búsqueda está relatada en su libro "Una milla cuadrada de silencio: La búsqueda de un hombre por silencio natural en un mundo ruidoso".

¿Qué podemos hacer como ciudadanos frente a este fenómeno? Primero, ser respetuosos con la generación de ruido e intentar no contribuir con la contaminación sonora de nuestros entornos.

Luego, experimentar el silencio natural y conectarnos con la naturaleza. Para quienes quieran probar esto último, Hempton aconseja mirar un mapa espacial de tu país de noche, y encontrar espacios negros que no estén entre ciudades, ya que la contaminación sonora está emparejada con la lumínica.

Para hacerse una idea, este mapa del mundo de noche de la Nasa puede ayudar.